Por Carlos Torres.
Quería contarles una anécdota para arrancar por desplegar la columna de la semana. Basada en hechos reales, pero para preservar la identidad del artista me la reservo. Dicha persona, en oportunidad de tener que efectuar una inscripción “on line” para un concurso X que podría ser de cualquier lenguaje artístico (no viene al caso), el peticionante se sintió fuertemente condicionado por semejante requisito de la organización del encuentro. Indicar la sexualidad en el formulario virtual- conforme su percepción- resultaba una cuestión invasiva y desprovista de toda lógica. El mundo es como es y punto. ¿Qué es eso de andar provocando ese ordenamiento ancestral tan natural?
Aclaremos que su incomodidad no recaía en la circunstancia de referenciarse binariamente ya que su orientación sexual constituye la de varón (cis). El malestar venía más bien porque había varias opciones al respecto, incluido un rubro quizá más virulento para sus creencias que era la alternativa “otras” (identidades de género).
Primera constelación de recorrido. No siempre los y las artistas se anticipan al mundo, no siempre quienes hacen arte tienen la mirada más amplia, no siempre los y las artistas tienen empatía. Menos mal que a pesar de los pesares siempre está el ARTE.
Para quienes viven de los “privilegios”-pequeños privilegios- de participar por ejemplo en un concurso/encuentro artístico (esto es, desde su filiación sexual binaria, de clase, de origen, de formación académica, de un completamiento simple para inscribirse a la convocatoria como un mero trámite etc) la mención del sexo biológico hasta podría parecer innecesaria, antojadiza. Inclusive-haciendo una concesión de sentidos- de “sesgo ideológico” si se quiere, sobre todo cuando el enclave de ideas genera urticaria de solo mencionar ciertas palabras.
Ahora bien, lo que nuestro personaje no sabe o ignora radica en el hecho de que si quien peticiona un lugar en la grilla es una chica o chico “trans” por ejemplo, porque allí decididamente la cuestión se complejiza.
Segunda constelación: pensar esta suerte de discriminación positiva del malestar. ¿Por qué un lugar preferencial para las personas “trans” en el arte?
Existe una necesidad de que estas acciones afirmativas hacia el colectivo “trans” sean contempladas desde la “interseccionalidad”. Si queremos imaginar realidades vulneradas en nuestra sociedad, un buen ejercicio consiste en atravesar la identidad “trans” o “travesti”. Cualquier cuerpo marginado en nuestro país si, a la vez fuera trans bajaría a casi la mitad de su expectativa de vida; su acceso al mundo del trabajo se reduciría a la explotación sexual desde la adolescencia, seguramente sería una persona excluida del sistema educativo a edad temprana, habría sido víctima probablemente violencia física, incluso su propia familia la habría expulsado de su casa.
Me pregunto cuántos Juan X existen por ahí, referenciándolo a través de un nombre de ficción a nuestro indignado artista por la interpelación que le generó la ficha de inscripción a una muestra artística que para él era un mero trámite. Podemos inclusive ensayar unas cuantas preguntas más al respecto. ¿Qué lugar ocupa la perspectiva de género en la ESI de los institutos de formación artística? ¿Qué papel juega la identidad provincial fija e inmutable en la transmisión de la cultura? ¿En qué medida las prácticas culturales visibilizan y apoyan el arte de las personas no binarias? ¿Qué posibilidades tienen a sazón las personas trans en el acceso y disfrute de la cultura?
Tercera constelación. Lo auspicioso y deseable sería permitir que las infancias trans, la adolescencia trans, las personas trans se sientan con la libertad de expresarse como artistas y entrar a las casas de estudio de arte, formarse.
¿Es un reclamo banal esto de luchar por un espacio para los y las artistas trans? ¿Alguien sabe lo que cuesta todo el tiempo tener que traducir para una cultura hegemónica el lugar en que se encuentran las disidencias cuando no son productoras de sus ideas?
En el carnaval de Corrientes todavía se disputa el premio al mejor traje masculino y al mejor traje femenino. Esta tensión de los cuerpos a una estructura no es ingenua. La lógica de inscripción al concurso está impregnada en la misma inquietud del artista con que arrancamos la columna. En el carnaval barrial al menos queda la posibilidad de cubrir el puesto de “representante de la diversidad”. Elecciones siempre vigiladas desde criterios heteronormativos sobre las personas trans.
Convengamos además, que el idioma debería aprender a traducir lo más amorosamente posible para que nadie quede afuera de todo. Colocar a las personas trans en un lugar binario es lisa y llanamente violencia de género.
Cuarta constelación. El cambio debe ser cultural. Si con documentos de identidad existen problemas de categorización para que las personas trans puedan ser partícipes de la cultura, imagínense la invisibilización y crueldad con la que se las siguen matando.
En este marco reivindicativo nació hace cuatro años el proyecto Siete Colores Diversidad, una compañía teatral autogestiva, impulsada por personas travestis/trans y personas no binarias https://latinta.com.ar/2020/04/arte-trans-bancar-golpes-pandemia/. En pandemia el objetivo fue sumarse a las demás ofertas culturales que existen por estos días en la red, pero con la importante tarea de recaudar dinero para las personas del colectivo diverso que necesitan una asistencia por la recesión económica. Las obras estuvieron disponibles en la plataforma de YouTube y quienes las vean van a poder colaborar a través de distintos links de Mercado Pago. Se pueden ver dos obras. “Calabozo en la 25” que es una obra de cuatro chicas trans detenidas en un calabozo en la 25, una comisaría de Capital Federal por los códigos contravencionales, edictos policiales, que hace 15 años o 20 años impedían que salieran a la calle. Y, también se puede ver “Sí señora, sí” que habla de la racialización de mujeres mal llamadas empleadas domésticas. Es un unipersonal en el cual se habla sobre toda la situación que viven las hermanas y las mujeres que son invisibles.
Otro ejemplo de recuperación de las voces de las protagonistas es la Revista “El Teje”, revista travesti https://elteje.com/el-teje-historico “El Teje” fue una publicación del Centro Cultural Rector Ricardo Rojas, promovida por las áreas de Tecnologías del Género y Comunicación a partir del taller de “Crónica e investigación periodística” coordinado originalmente por María Moreno sobre una idea de Paula Viturro en articulación con Futuro Trans con la visión política-pedagógica de Marlene Wayar. El Teje capacitó a un grupo de la comunidad Trans, en especial aquellas en situación de prostitución, en Periodismo (crónicas e investigación) para apropiarse de la voz en primera persona, re-construir la memoria, co-construir otros sitios posibles en el imaginario travesti y visibilizar la producción de cultura sistemáticamente negada, intentando impactar en la sociedad para lograr su inclusión y el respeto por su identidad. La publicación fue de distribución gratuita y se convirtió en un verdadero espacio de diálogo intra/extra-comunitario.
El Teje original produjo 7 números resultado del trabajo semestral en el aula-taller y funcionó desde el 2007 al 2012. Contó con el apoyo financiero de Astraea Fundation y del Centro Cultural de España en Buenos Aires.
“El Teje, primer periódico travesti latinoamericano” recibió el Premio “Lola Mora” en la categoría Prensa Alternativa otorgado por la Dirección General de la Mujer del GCBA y el subsidio del Fondo Metropolitano para las Artes y las Ciencias de CABA para digitalizar su contenido, entre otros.
Debería ser de interés general el diseño, fomento, promoción, producción e implementación de programas y políticas culturales, así como la incorporación de la perspectiva de identidad de género e identidades trans en los diferentes sistemas existentes de becas, asignación de fondos y acceso a los bienes culturales, tanto de carácter público como privado.
Para cerrar esta columna pensemos a cuántos artistas el museo, la academia, la crítica, el mercado del arte les han dicho de variadas formas “ustedes no son artistas”. Estamos a tiempo de correr el velo y sacar del gueto tanto arte considerado aún prohibido, arte de espacio privado, arte de performatividades y subjetividades consideradas subversivas.
Comencemos por educar a llenar una ficha de inscripción a una muestra artística sin prejuicios androcentristas.
Imagen: “Camila Prins”, sacudiendo tabúes en el carnaval de Brasil.
2 comments on ““Ustedes no son artistas””
Claudia
Artículo conmovedor, maravilloso y sobre todo necesario. Gracias
Carlos
Gracias Claudia por tu comentario. Quienes participamos en este espacio valoramos enormemente que los lectores dejen sus opiniones acerca de lo que compartimos. Es “entramando” que los pensamientos se difunden, a veces nos encontraremos en los acuerdos y otras veces quizá en los disensos. Todo sirve y es válido para seguir pensando.